El mercado voluntario de créditos de carbono es aquel que está destinado a cualquier parte interesada en compensar su huella de carbono, ya sean entidades públicas, privadas o particulares, sin que estén obligadas a ello por los protocolos de Kioto y París (de ahí el término voluntario).
La base del funcionamiento de este mercado es la adquisición de créditos de carbono, siendo un crédito de carbono 1 tonelada de CO2 equivalente que se ha evitado su emisión o se ha retirado de la atmósfera. Esto significa que la adquisición de créditos de carbono es una vía para la compensación de la huella de carbono de las organizaciones.
¿En qué se basan estos créditos?
Los créditos se establecen gracias a proyectos que retiran CO2 de la atmósfera (sumideros de carbono o proyectos de captación) o proyectos que evitan que se produzcan emisiones. Los primeros se basan, por ejemplo, en proyectos de reforestación mientras que los segundos son un poco más complejos.
Cuando decimos que un proyecto evita la generación de emisiones se trata de proyectos que en comparación con el estándar de la industria o procesos similares, implementan medidas de eficiencia, economía circular, revaloración y/o cualquier otro elemento de innovación y transformación que hace que sean proyectos que generan menos emisiones que la media y, por tanto, que son susceptibles de generar bonos de carbono.
¿Cómo se calculan la cantidad de créditos que generan los proyectos?
Para calcular la cantidad de créditos que genera un proyecto debemos acudir a la instrucciones de los distintos estándares que aplican las distintas entidades de certificación de créditos, como Bio Carbon, Gold Standar, RED Carbon Standard, Verra, etc. Aunque todos ellos tienen el mismo punto de partida, que es el uso de las metodologías del CDM (Clean Development Mechanism) dependiente del CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático)
Estas metodologías presentan un método de cálculo en toneladas de CO2 equivalente de la linea base de las emisiones que evitan o retiran los proyectos. A esta cantidad se le restan las emisiones de CO2 equivalente que genera el proyecto y el resultado son las toneladas que pueden ser certificadas como créditos de carbono.
Es importante recordar que además de los cálculos, los proyectos tienen que cumplir otros requisitos, sobre todo la adicionalidad y el compromiso con el desarrollo sostenible. Esto significa que deben ser proyectos que vayan más allá de lo que exige la normativa o el estándar de la industria en el territorio donde se encuentran localizados y que, además, deben hacer una contribución significativa al cumplimiento de las metas e indicadores asociados a los ODS.
¿Cómo funciona el proceso?
Una vez aplicado el estándar seleccionado por la empresa certificadora se elabora una memoria que contempla todos los cálculos y requisitos así como la información necesaria para identificar el proyecto claramente, así como para evitar que un proyecto esté registrado de manera simultánea en varios estándares.
Toda esta información es validada y verificada por una tercera parte autorizada para ello por la entidad certificadora, que revisa tanto la documentación presentada por las personas que impulsan el proyecto como de la entidad verificadora y si todo está de acuerdo a los niveles de rigor y transparencia exigidos se emiten los créditos que pueden ser comercializados.
Los proyectos suelen estar asociados a años de desarrollo, por lo que existen varios periodos de valoración para asegurar que el proyecto sigue en marcha y que cumple con los requisitos seleccionados.
¿Cómo podemos ayudarte?
Realizamos estudios previos de viabilidad, así como la generación de toda la documentación necesaria para la presentación de los proyectos. Somos parte activa de la recopilación de información y su estructuración para los informes y acompañamos tanto en el proceso de verificación como de certificación y registro y, en caso de que te interese, también podemos ayudarte con el proceso de comercialización de los créditos.
